Hay un breve y hermoso momento en Ibiza en el que la isla florece y lo llamamos temporada de flores silvestres.
De mayo a principios de junio, ocurre algo tranquilamente milagroso. Las colinas y los campos que rodean Can Frare estallan en colores: morados suaves, azules eléctricos, amarillos dorados y rojos amapola. Las margaritas coronadas ondean con la brisa. Las campanillas captan la luz. El tomillo silvestre perfuma el suelo. Y la borraja atrae nubes de abejas y lagartijas verdes brillantes que se lanzan entre las rocas.
Es una época del año alegre y salvaje. Y, en nuestra opinión, la mejor estación para una boda de primavera en Ibiza.
Estas semanas, que van aproximadamente del 10 de mayo al 10 de junio, logran un raro equilibrio.
Los días son largos y luminosos, pero el aire conserva un frescor que el verano olvida pronto. Los invitados se mantienen frescos con ropa formal. Las flores mantienen su forma y color durante la ceremonia. El sol se pone tarde y con suavidad, proyectando una luz dorada sobre la tierra.
El calor aún no ha subido. La isla aún no está abarrotada. Y todo parece abierto, tranquilo, vivo.
En Can Frare, las semanas de flores silvestres aportan una energía especial. Se puede caminar desde la casa hasta las colinas circundantes y ver lavanda, cardos y margaritas que crecen a lo largo de los caminos.
En cambio, los meses de verano -julio y agosto- pueden ser abrumadores.
Las temperaturas superan regularmente los 34°C. Ibiza alcanza su capacidad máxima. El ritmo es más rápido, más ruidoso. El calor es intenso, a menudo incómodo para los invitados, duro para las flores y no ideal para la ropa formal o el momento de la ceremonia.
No celebramos bodas durante esos meses, porque la experiencia no es la adecuada.
En cambio, acogemos un número limitado de bodas cada año, nunca más de 10, en los escaparates más dorados de la isla:
-Primavera: 7 de mayo - 11 de junio
-Otoño: 17 de septiembre - 9 de octubre
Pero son las semanas de las flores silvestres las que llevamos en el corazón. Hay una suavidad en la tierra, una calidez en la luz y una rara alegría en el aire.
Si sueña con una boda en primavera en Ibiza, es cuando la isla se siente más propia y más preparada para compartirla.