El agua es vida, y en Ibiza, una tierra de colinas soleadas y valles resecos, esta verdad resuena profundamente. Es Broll, que significa «El Manantial» en catalán, es un lugar extraordinario donde brota un manantial natural, que ofrece belleza y sustento. Este modesto valle fue transformado en un paraíso fértil por los antiguos colonos árabes hace más de 1000 años, que aprovecharon el poder del manantial con un ingenio extraordinario.
El agua del manantial se canalizaba a través de un intrincado sistema de redes de riego, dando vida a este escarpado valle. Las terrazas, entrelazadas y sostenidas por monumentales muros de piedra, caen en cascada con elegancia por el paisaje, un tranquilo testimonio de siglos de dedicación y habilidad. Hoy en día, estas terrazas se erigen como un sutil monumento a una época pasada, con su historia escrita en piedra y agua.
La presencia árabe en Ibiza desde el año 902 hasta el 1235 dejó una huella imborrable en la isla, no solo en su arquitectura, sino en su propia identidad. El nombre «Ibiza» en sí mismo deriva del árabe «Yabisâ» (يابسة), que significa «tierra firme». En toda la isla, topónimos como Benirràs (derivado del prefijo árabe «Beni», que significa «hijos de») hacen eco de sus orígenes árabes, reflejando la profunda impronta lingüística y cultural de los moros.
Esta influencia se extendió mucho más allá de Ibiza. Consideremos Gibraltar, cuyo nombre deriva del árabe «Jabal Ṭāriq» (Montaña de Tariq), en honor al comandante bereber Tariq ibn Ziyad, que dirigió la conquista musulmana de la Península Ibérica en el año 711. Los nombres son pistas de historias olvidadas, y los topónimos de Ibiza nos recuerdan una historia rica y compleja moldeada por la presencia árabe.
Los colonos árabes, procedentes de tierras áridas, trajeron consigo un dominio sin igual de la gestión del agua, adaptando su experiencia al desafiante terreno de Ibiza. Es Broll es un testimonio de su ingenio, donde las mismas técnicas que una vez construyeron los magníficos jardines acuáticos de la Alhambra se adaptaron al accidentado entorno de la isla.
Desde el este, los colonos árabes introdujeron un extraordinario repertorio de plantas, que reformaron los sabores y las tradiciones de la cocina mediterránea. Limones, naranjas, higos, granadas, almendras, melones y dátiles se convirtieron en alimentos básicos, cada uno de ellos aportando su carácter distintivo a la mesa. Verduras como pepinos, berenjenas, espinacas, zanahorias y garbanzos enriquecieron las dietas, mientras que la menta y el cilantro añadieron profundidad a los sabores.
Es difícil imaginar la vida mediterránea sin estos ingredientes, tesoros que a menudo damos por sentados hoy en día.
Es Broll es hoy un lugar de tranquilidad. Te invita a pasear por un paisaje que revela silenciosamente su historia antigua. El aire lleva el suave aroma de los cítricos, y las terrazas aún albergan pequeñas explotaciones de árboles frutales y huertas. La agricultura ha florecido aquí durante más de mil años, y al caminar, se percibe la tranquila perseverancia de quienes nos precedieron.
Es Broll es más que un destino. Es un momento de quietud, un lugar donde la historia perdura en la tierra y el ritmo del agua transporta ecos del pasado.
© Copyright 2025 Can Frare Ibiza